24.10.10

Gacela


Ninguna novedad, esta Golpha Pérsica anda bajoneada. Un mal de amores me aqueja, me atormenta y me confunde pero anoche tuve vacaciones de semejante pesar. ¿Por qué? Porque este coso se apareció ante mis ojos. ¿Quién es este "coso"? Este coso es Agustín Rocino, actual ¿cantante? de Cuatro en un Cuarto, una de las secuelas de Cuentos Borgeanos, y muso inspirador de este blog. Si bien la otra Golpha Pérsica ahora cambió el paladar y gusta de otro ex miembro de Cuentos, yo no. Y este es el medio para expresar la lujuria absoluta que me despierta este ser.

Anoche entró al bar sin novia (la que sacó las fotos que hoy exhibo) y yo lo miré toda la maldita noche. Ni hace falta aclarar que once a fan, always a fan y que por eso nunca me va a dar ni cinco de pelota pero, además yo tenía el look más loser y aburrido del año. Le dije a mi hermana "Conociendo mi gusto, ¿no es obvio que me va a gustar para siempre?" "¡Claro que sí!", respondió ella. "Porque es... llamativo. Es... todo estilizado, es... una gacela".

Yo lo llamo así hace mucho pero ni sé por qué. Debería llamarlo "vicuña", que es, entre los horribles camélidos, el más estético. De entre todos los hombres que vi anoche, era el más hombre. De todos los camélidos que había anoche, si no lo hubiera conocido por fan, me hubiera re calentado igual.

El show llegó a su fin y el tipo se fue al instante, seguramente a estar con su chica. "Era tu oportunidad", me dijeron todas. Chicas: jamás. Y lo quiero más por ver lo en serio que se tomó su relación con la Jessi. Pero si me entero de que anda solo, me preparo y me tiro un lance. De todos modos, lo que yo quiero es a little bit of your love, no casorio.

¿No se justifica que me le tire encima a este tremebundo chabón? Marca un montón de ticks de mi lista ideal: alto, flacucho, músico, tatuado, lindas manos, canchero, y además, si bien no está en mi lista, tiene todas las facciones en medida justa: no le sobra nariz ni tamaño ocular ni boca ni dientes ni nada. Está buenísimo, Dios querido. Si no me lo mandás a él, mandame uno así la próxima vez que me enamore. Pero que me quiera, ¿eh? Si no, no lo mandés.


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